Descripción
Los que hemos decidido caminar con Dios, conocer de su amor, de la gracia de Jesucristo y vivir de manera intensa en comunión con su Espíritu Santo somos capaces de provocar este cambio profundo: Una transformación que no necesitamos esperar que venga de ningún otro lado. Esa revolución se estableció y se selló dentro de nosotros mismos, y solo tiene como condición que se afine en armonía con la voluntad de Dios, para después soltarla y provocar así la extensión del Reino.
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