Descripción
La culpa no es de la promesa, sino de quienes no saben utilizarla de un modo práctico y sensato.
Dios no ha empeñado su palabra para después no cumplirla, ni alienta una esperanza para dejarla fallida.
Cuanto más estudiemos y meditemos en las palabras de gracia, mayor y más abundante será la gracia que obtendremos de las palabras.
Dios es glorificado cuando sus siervos confían plenamente en Él.
Estas lecturas de cada día han sido sacadas de diversos y variados asuntos, y ciertamente serán muy provechosas porque en ellas se trata de doctrinas, experiencias y de otros problemas. Son una especie de aperitivo que en nada perjudica el alimento sustancial; antes por el contrario, estimulan nuestro deseo de nutrirnos más de la Palabra de Dios.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.