Descripción
Juan Solé, en su vida y en su muerte, demostró rotundamente la falsedad de una premisa que circula con demasiada ligereza entre nosotros: que un poderoso intelecto no es compatible con una fe sincera y sencilla.
Juan Solé, en su vida y en su muerte, demostró rotundamente la falsedad de una premisa que circula con demasiada ligereza entre nosotros: que un poderoso intelecto no es compatible con una fe sincera y sencilla.
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